Los efectos de la religión en la felicidad

La justificación de la religión basada en su utilidad personal y social es un rasgo muy fuertemente asociado con la secularización. Un argumento estrella de este tipo de "apologética" moderna es que la religión hace más feliz a las personas. Y aparentemente sólo un insensato (como el del salmo 14) rechazaría ser más feliz.

La asociación entre religión y felicidad es, sin embargo, sumamente variable entre países, tal como confirma un artículo de Jan Eichhorn (vía Epiphenom), de la universidad de Edinburgo, que ha estudiado los efectos que tiene la religiosidad sobre la satisfacción vital en 43 países europeos, y en EE UU, Australia y Nueva Zelanda. Eichhorn ha hallado que los efectos positivos de la religiosidad sobre la felicidad, cuando tienen lugar, están estrechamente relacionados con las creencias dominantes de la sociedad.

Las personas que dan más importancia a Dios, sin embargo, son más felices cuando viven en un país donde los demás también lo hacen. Además, su felicidad también es mayor cuando hay muchas personas que asisten a los servicios religiosos.
Dado que lo contrario no es el caso -las personas que acuden a los servicios más a menudo no son más felices cuando la media en la importancia de Dios es mayor-, parece que la felicidad a través de la religiosidad puede derivarse principalmente de la conformidad con el standard de la comunidad, en particular con el standard visible.

En términos más prosaicos, el conformismo social parece una buena estrategia para lograr la felicidad, y si el conformismo social está asociado con la religiosidad, lo más probable es que la religión te haga más feliz. Este efecto benéfico no se produce cuando vivimos en sociedades altamente seculares o donde la importancia de las creencias religiosas es menor.



Eichhorn, J. (2011). Happiness for Believers? Contextualizing the Effects of Religiosity on Life-Satisfaction European Sociological Review DOI: 10.1093/esr/jcr027

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